jueves, 15 de enero de 2009

VAMPIROS, los reyes de ¿la noche?

Hummm... hablar de Drácula... Parece que alguien llegó, se inventó la historia de seres con colmillos y ya está. Hummm...pero todo tiene una historia, no salió porque sí, Bram Stoker se inspiró en algo...

Vlad Ţepeş

Quizás Vlad, príncipe de Valaquia -parte de la Rumanía actual- y ubicado en el s. XV no os suene mucho, pero voy a intentar abreviar su larga historia. Era conocido como Vlad Draculea -que significa hijo del dragón o del demonio- ya que era muy cruel y vengativo con sus enemigos los otomanos. Se hizo famoso por su valentía, su justicia y su crueldad.

















Como podéis ver, no era ni alto, ni pálido, ni tenía colmillos, ni era tan apuesto como el Drácula que nos suelen describir.


El apodo de Vlad Ţepeş -que significa Vlad el empalador- se lo ganó porque su técnica favorita de tortura era el empalamiento. Dejaba campos enteros sembrados de estos palos tan singulares dispuestos verticalmente y llenos de madres con bebés, niños... a los que consideraba enemigos. Se cuenta que bebía la sangre de sus víctimas -de ahí la leyenda del vampiro.
Para unos fue un héroe, porque defendía los intereses del pueblo y para otros un villano. Intervino en muchas batallas, en las cuales con solo 200 hombres frente a 120.000 solía salir airoso, pero finalmente se tuvo que retirar a Hungría. Y en ese tiempo le dijeron a su mujer que había muerto y se suicidó, -esta escena aparece muy bien representada en la película de Drácula de F.Copola- y por eso Vlad renunció al cristianismo. Finalmente, en 1476 fue degollado, le enviaron la cabeza al sultán Mehemet II -un otomano que conquistó Constantinopla en 1453- y fue expuesta en Estambul, aunque en el libro “La historiadora” de Elizabeth Kostova, cuentan que en realidad, así no pudo morir.

De este personaje tan singular también se escribió una leyenda, porque perdura la imaginación de la gente. A raíz del libro de Bram Stoker, los vampiros son famosos. Seres no-muertos anticristianos que van buscando víctimas para chuparles la sangre. Son seres nocturnos y pálidos porque odian el sol, ya que les quema la piel. Generalmente duermen en ataúdes y repelen los ajos y las estacas, pero se dice que sólo se les puede matar cortándoles la cabeza -ya que Vlad murió así- o atravesándole el corazón con una estaca... -porque empalaba a la gente. El caso es que la gente creía que existían porque les confundían con enfermedades como la porfiria o la rabia.
A pesar de toda la crueldad, la sangre, la violencia... ¿a quién no le han hipnotizado alguna vez esas leyendas? Esas historias llenas de seres que no pertenecen al mundo de los vivos pero tampoco al de los muertos, que atraen con su mirada y conquistan con su media sonrisa que muestra unos colmillos blanquecinos.


Información recopilada y redactada por Bárbara.

No hay comentarios: